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    Estudio MICARE 2023. Personas Cuidadoras y Trabajo de Cuidado en Chile
    (MICARE, 2024) Fernández, M.; Jorquera-Samter, V.
    El Estudio MICARE busca aportar evidencia específica sobre la situación de las personas cuidadoras y el trabajo de cuidado en Chile. Para ello se aplicó una encuesta presencial a personas cuidadoras de personas mayores en situación de dependencia (PMD) y personas con discapacidad intelectual y del desarrollo (DID), pertenecientes tanto a instituciones (Establecimientos de Larga Estadía para Adultos Mayores (ELEAM) e Instituciones que acompañan a Personas con DID (Instituciones DID)), como también personas cuidadoras en domicilios particulares (familiares, amigas/ os, vecinas/os). En específico este estudio tiene como objetivos: i) recabar información empírica, de carácter cuantitativo, sobre la experiencia de cuidado de personas que apoyan en actividades de la vida cotidiana o en la facilitación de la toma de decisiones a personas con discapacidades intelectuales y del desarrollo (DID) y personas mayores en situación de dependencia (PMD) que así lo requieran y ii) caracterizar tanto los aspectos positivos como los dilemas que enfrentan las personas cuidadoras y personas acompañantes de PMD y DID. Este libro constituye una primera caracterización de los principales resultados obtenidos del levantamiento de información realizado entre los meses de marzo y agosto del año en curso.
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    Experiencias y desafíos sobre Educación Superior inclusiva
    (Ediciones CELEI, 2016) Cisternas, Karina; Cortés, Ingrid; Urra Águila, Sandra; Villarroel Ambiado, Karina; Ocampo González, Aldo; Infante Fernández, Alberto; Contreras Fernández, Valentina; Tomé Díaz, Pamela; Ocampo González, Aldo
    Una de las mayores barreras que encontramos aún en todos los países en los que hay planes nacionales de inclusión en marcha está precisamente en los pre-juicios y pre-supuestos sobre las posibilidades -y derechos- de las personas con necesidades especiales, con discapacidad o con diversidad funcional. Los procesos de exclusión social, tanto desde un punto de vista micro-sistémico (por ejemplo, en su salón de clases, en grupos de amigos o desconocidos…) como macro-sistémico (dificultades incluso legales para acceder a un empleo) presentan numerosas analogías con experiencias por las que ya hemos pasado como sociedades con otros grupos humanos que han sido abiertamente y generalizadamente excluidos, como es el caso de las mujeres, la mayoría de las cuales ha adquirido el derecho al voto a lo largo de la primera mitad del siglo XX o la discriminación racial. Esta memoria viva en el imaginario de nuestras sociedades debiera ayudarnos a decodificar con acierto los interrogantes que el proceso vivo de inclusión social y educativa nos formula, porque muchas de las soluciones encontradas ahí guardan paralelismos como las que proponemos a algunos para este sector de la ciudadanía con discapacidades o necesidades especiales. Si deseamos que todo lo anterior se materialice en proyectos de inclusión para todas las personas con necesidades especiales hacen falta por lo menos tres elementos interactuando activamente entre ellos. En primer lugar, la existencia de una democracia lo suficientemente afianzada y la vigencia de un estado de derecho. No conozco países con regímenes dictatoriales o autoritarios que tengan o hayan tenido planes de inclusión dignos de tal nombre. Efectivamente, la verdadera democracia significa no solo el ejercicio de los derechos formales de la misma, sino –entre otras muchas cosas- la creación de oportunidades para que los niños con limitaciones puedan acudir a los establecimientos escolares a los que acuden sus compañeros de edad, o que los trabajadores con discapacidad tengan acceso a trabajar en empresas ordinarias, con apoyos, si es preciso. La inclusión habita en el corazón mismo de la democracia. Segundo, es precisa la existencia de una masa crítica en la sociedad tanto de personas individuales como de organizaciones ciudadanas comprometidas con las personas con necesidades especiales, sus familias y amigos. Y por último, la presencia de una universidad activa en estas cuestiones que contribuya a la formación de los profesionales, investigue los muchos procesos que involucra un proyecto tan complejo como el de la inclusión educativa y social y colabore con los gestores de los servicios para promover políticas basadas en evidencias y análisis científicos.