Bonilla Silva, Eduardo2021-03-082021-03-082020-12Revista de Humanidades Nº 42 (julio-diciembre 2020): 425-4430717-04912452-445Xhttp://repositorio.unab.cl/xmlui/handle/ria/18105Indexación: Revista UNAB.A fines de la década de los ochenta, cuando empecé a interesarme en estudiar lo racial, intenté discutir con mi padre, un negro puertorriqueño, la importancia del racismo en Puerto Rico. Le hablé sobre la limitada representación de los negros en la academia, banca, televisión y otras esferas importantes. Le recordé el racismo en nuestra cultura popular, por ejemplo, en proverbios racistas como “El negro la caga o a la entrada o a la salida” y en canciones, chistes, y en nuestra noción de los negros como gente que cocinan y bailan bien, fuertes y jocosos, y, sobre todo, seres hipersexuales. Su respuesta me sorprendió: “Eduardo, eres un negrito acomplejao”1. Me dijo que en Puerto Rico no había racismo como en los Estado Unidos y que lo que teníamos era alguna gente prejuiciada. Yo me enojé muchísimo y le recordé los innumerables incidentes que ambos sufrimos de prejuicio y discriminación en la isla, no solo en la esfera pública sino también en el ámbito familiar.esDiscriminación RacialAmérica Latina¿Aquí no hay racismo?: Apuntes preliminares sobre lo racial en las AméricasArtículo