¿ A quién beneficia el sistema de capitalización individual? : del pantalón largo; la madurez de las AFP's
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Fecha
2003
Profesor/a Guía
Facultad/escuela
Idioma
es
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Editor
Universidad Andrés Bello
Nombre de Curso
Licencia CC
Licencia CC
Resumen
Pese a ser un buen estudiante, Joaquín, un robusto hombre de 64 años, no pudo aspirar a
estudios superiores debido a la mala situación económica de su hogar y repentina muerte de
su padre, tras lo cual, con 21 años, debió hacerse cargo de la reparadora de calzado que
daba sustento a su familia.
Joaquín trabajó por 20 años de manera independiente y sin cotizar monto alguno para su pensión de vejez, pues al igual que su padre nunca dimensionó la importancia del ahorro para asegurar un ingreso en la última etapa de su vida.
Hoy, a un año de pensionarse, se cuestiona no haber sustituido antes esas suelas y cordones
por estantes, sobres y estampillas. Y es que en 1981, a los 41 años, decidió cambiar su
futuro empleándose como organizador de correspondencia en Correos de Chile y recién
entonces pasó a ser parte de los chilenos que contaban con una previsión social al
incorporarse al ese entonces, flamante sistema de capitalización individual.
Con su rostro surcado por ininterrumpidas jornadas de lunes a domingo, recuerda que
comenzó como zapatero en 1960, cuando el país lloraba la muerte del Purpurado José
María Caro en cuyo reemplazo fue nombrado Cardenal Raúl Silva Henríquez -bajo el
gobierno de Jorge Alessandri Rodríguez- y la zona Sur del país aún no se reponía del
pánico causado por uno de los terremotos más intensos que recuerda la historia.
A diferencia de Joaquín, Pablo, un joven ingeniero comercial que desde hace cuatro años
presta servicios en una entidad bancaria, tiene hoy en día la posibilidad de asegurar su
futuro gracias a las nuevas ofertas del sistema de capitalización individual que se traducen
en los multifondos A, B, C, D y E. La decisión no es fácil porque debe optar por seguridad
o rentabilidad.
El escenario para ambos cotizantes del sistema de capitalización individual es distinto.
Joaquín, por el hecho de haber trabajado en forma independiente y no haber cotizado en
las antiguas cajas previsionales bajo las modalidades contenidas en el sistema de reparto -
vigente hasta 1981 contará con un ahorro previsional inferior al de
Pablo, quien tiene más expectativas por dos razones, primero porque gracias a su renta
imponible puede incrementar sus fondos vía ahorro voluntario y, segundo, porque puede
hacer proyecciones futuras con una mejor rentabilidad de sus fondos .
Lo cierto es que estas historias no pueden tener bajo ningún punto de vista un mismo final,
ya que las posibilidades de pensionarse por vejez de uno y otro difieren sustancialmente.
Joaquín no tiene más opción que terminar su último año laboral antes de jubilarse y obtener
"dividendos" de sus fondos de renta fija; no así Pablo, quien tiene un abanico de opciones
para invertir sus ahorros previsionales e incluso podría pensionarse en forma anticipada, si
así lo decide, para lo cual deberá destinar fondos adicionales a su cuenta de ahorro
voluntario que le permitan obtener una pensión igual o mayor al 50 por ciento del promedio
de sus rentas imponibles de los últimos diez años debidamente actualizadas, y al 110 por
ciento de la pensión mínima de vejez garantizada por el Estado.
Por ejemplo, si el promedio fuera de 40 Unidades de Fomento (UF) la pensión necesaria
para pensionarse anticipadamente debe ser igual o mayor a 20 UF.
Ahora bien, si Pablo decide continuar trabajando una vez pensionado por vejez anticipada,
puede seguir haciéndolo, incluso con el mismo empleador. En este caso estaría obligado a
permanecer cotizando para salud y la ley le permite acumular un nuevo capital del cual
dispondrá una vez al año en el mismo mes calendario en el que se hubiese pensionado.
Notas
Tesis (Licenciado en Periodismo)
Palabras clave
Administradoras de fondos de pensiones, Historia