Un adiós en las sombras
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Date
1999Author
Infante Etchegaray, María Loreto
xmlui.dri2xhtml.METS-1.0.item-advisor
Pizarro Rivera, RaúlLanguage
esPublisher
Universidad Andrés BelloMetadata
Show full item recordAbstract
En Chile esta no es una situación aislada. Aunque las cifras de bigamias son cada vez más
bajas, éste es un problema que no puede dejar indiferente a nadie. Las causas son múltiples:
desavenencias en el matrimonio, infidelidad, problemas graves de dinero, violencia, agresiones
sexuales o, simplemente porque «se acabó el amor». El problema de la bigamia, además de ser
de índole legal, está profundamente unido a una serie de trastornos psicológicos que detonan el
conflicto.
En un país donde el matrimonio civil se efectúa una vez y sólo se puede disolver por causas
justificadas y/o resquicios legales, la gente aún no se habitúa a que no cualquiera «puede cometer
un error» y opta por soluciones fáciles y/ o simplemente, ignora la ley y se rige por lo que más le
conviene.
Que la Ley de Matrimonio Civil haya sido instaurada en Chile en 1884 es historia. En los
tiempos que corren y a más de 110 años de dicho acontecimiento, las situaciones que tiene
injerencia en los temas de pareja son más graves que antaño.
A pocos meses del final del milenio, aún abundan en nuestro país episodios increíbles y
hasta fraudes que se producen a vista y paciencia de todos. El matrimonio en sí no se remite a
un contrato tan puro: sólo con declarar algo que no es cierto, se echan abajo años y hasta toda
una vida de esfuerzos e historia comunes.
Si la bigamia es un delito que escurre por nuestra sociedad como "agua que corre", no es
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gratuita. La falta de reglas claras y mejor dicho, de LEYES fuertes y poderosas, es la base para
que cualquier país supere situaciones tan frecuentes como las nulidades fraudulentas, la ya
mencionada bigamia y la legitimación de los hijos.
Al ser el matrimonio un contrato tan frágil que puede romperse con una trampa que la ley
se hace a sí misma, de hecho se está destruyendo la base de cualquier sociedad que se precie de
tal.
El objetivo no apunta a un mero legalismo, ni mucho menos a la simplista defensa del
vínculo conyugal. Por el contrario, se trata de aportar luces a la realidad legal, psicológica y
social de un país que se autodenomina "jaguar", pero en cuya intimidad aún persisten temas
"tabúes" que parecieran originar ronchas en quienes no los enfrentan.
Los únicos datos que se manejan frente a este tema los lleva únicamente el Servicio de
Registro Civil e Identificación y no existen una profundización mayor o estudios acabados
sobre el problema, como, por ejemplo, porcentajes que ilustren sobre el sexo preponderante de
los bígamos.
No sólo los chilenos se enfrentan a una desinformación sobre la bigamia desde el punto de
los propios afectados, sino, también, a una especie de censura, frente a la cual la mayoría de la
población debiera estar informada.