Instituto de capacitación y formación laboral: la universidad de los pobres
View/ Open
Date
2002Author
Hernández Pinto, Marina
xmlui.dri2xhtml.METS-1.0.item-advisor
Riveros González, José MiguelLanguage
esPublisher
Universidad Andrés BelloMetadata
Show full item recordAbstract
En el transcurso de los años 80, el país asistió a una desmesurada multiplicación de
universidades. Tal acción, emprendida por el sector privado con la anuencia de gobierno
militar, permitió que muchos jóvenes tuvieran la posibilidad de seguir estudios
supenores.
No obstante, a pesar de tanta facilidad y de tan vasto abanico de opciones, de
todos modos la oportunidad de acceder a un cupo en alguno de los nuevos centros
universitarios quedó limitada a quienes estuvieran en condiciones de cancelar subidos
aranceles.
Los sectores más pobres de nuestra sociedad permanecieron al margen de las
posibilidades que exhibía el sistema de instrucción profesional. Con el propósito de
paliar esa situación, la Orden de los Jesuitas determinó fundar un centro destinado a
la formación de personas de escasos recursos.'
Los esfuerzos se hicieron realidad en él año 1984. Entonces, el país era acuciado
por una grave crisis económica. Precisamente, en medio de la incertidumbre,
con grandes cantidades de trabajadores desocupados, los jesuitas fundaron el Instituto
de Formación y Capacitación Laboral (Infocap ). 1
_j
La organización educacional surgió para satisfacer las necesidades de enseñanza
de los sectores sociales más débiles, vale decir, pobres, cesantes, gente sin oficio
y de bajos niveles de escolaridad; pero con enormes deseos de superarse mediante
el estudio. Los primeros cursos fueron dictados en lo que actualmente es el Santuario
del Padre Alberto Hurtado. En ese sitió abrió sus puertas la Escuela Básica para
Adultos 1260, cuyo lema es "superar la pobreza a través del esfuerzo individual del
desamparado".
El Instituto de Formación y Capacitación Laboral creció aceleradamente. Es
así como en el presente desarrolla sus actividades en Santiago. Lo hace en enseñanza
básica y media. También posee una Escuela de Teología y un centro de oficios
técnico-profesionales. Los esfuerzos desplegados por los directivos de este centro
formador fueron reconocidos por el Ministerio de Educación, pues en 1990 se le concedió
la categoría de Universidad. Así se abrió la posibilidad de atender integral mente a los alumnos, capacitándolos en las materias que ellos están en condiciones
de aprender. Por esa causa, la enseñanza se centró en lo técnico, en carreras breves.
A pesar del entusiasmo, tanto de sus directivos, como de los docentes y del
alumnado, el financiamiento de las actividades del Instituto es un aspecto cada vez
más complicado. Anualmente, las autoridades hacen denodados esfuerzo para conseguir
recursos y mantener en funcionamiento, fundamentalmente, los talleres. Su paralización
representaría un grave perjuicio, pues los estudiantes no podrían cumplir
con sus respectivas prácticas. También es muy importante contar con recursos para
mantener diferentes programas que benefician al alumnado, en particular, y a la comunidad,
en general.
Por desgracia, los desvelos de quienes están al frente de esta entidad vinculada
a la Iglesia, como los de otras personas a cargo de diferentes organizaciones, apenas
contribuyen a morigerar un conflicto de antigua data y que se toma más complejo
a causa de las deficiencias de nuestro sistema educacional y que, a juicio de expertos
en la materia, es malo. Tal realidad obscurece el futuro de los educandos, en general,
pero, sobre todo, de los pertenecientes a los sectores más débiles económica y socialmente.